Te cuento del rollo del mercado dominical de antigüedades de la Lagunilla, el spot más famoso del barrio. Si estás buscando el Monumento al Boxeador en Paseo de la Reforma, es ahí donde cae la movida.
El mercado tumba calles y banquetas alrededor del pedote edificio del Tianguis de Comonfort, donde se tiran los vendedores más pesados. Luego, hay más comerciantes que se extienden por varias cuadras hasta juntarse con otro tianguis de moda y tenis. ¡La onda es interminable!
Un dato curioso: la Lagunilla era agua en el pasado. Antes era como un lago chiquito que usaban para traer cosas en canoa al mega tianguis de Tlatelolco, que estaba al otro lado de Reforma. Después, con la colonia, taparon la laguna poco a poco.
Pa' 1590, en la esquina de la República de Chile y Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín, ya andaba Amaya, una bordadora famosa. Desde ese tiempo, la movida de la ropa y los muebles se mantiene. ¡Es toda una tradición!
La Lagunilla tiene más raíces de venta callejera que casi todo en la ciudad. Cerquita del mercado de antigüedades hay un montón de terreno lleno de muebles, ropa y más.
Y si te entra el apetito, recuerda que en el Mercado San Camilito, aquí mismo, se arma la comida. Es el único mercado que no para, abierto 24/7.
El chisme es que abren los domingos de 9 de la mañana a 3 de la tarde. ¡Ahí nos vemos, carnal!